viernes, 10 de septiembre de 2010

Alma de niña


Déjame tu rostro marcado entre las estrellas,
para escribirte versos entre la profunda oscuridad,
para perder mi rumbo mientras sigo yo tus huellas
entre los fríos valles de dolor y soledad…

Deja entre las olas de los mares tu sonrisa,
para nadar sin sentido entre una larga madrugada,
déjame tu pelo que se enreda entre la brisa
para acurrucarme entre esta noche sin sentido y tan callada…

Mujer de hierro
Pero niña por dentro
tu voz en mi mente no se puede apagar,
la luna se mueve al compás de tu cuerpo
mientras tu belleza no se puede ignorar…

Deja los murmullos de tus labios en viento
para ser testigo del calor de tu mirada
róbame el silencio hasta que quede sin aliento
déjame un suspiro de tu luz que sabe a nada…

Tu,
tan frágil y tierna,
tan firme y cargada de fuerza al hablar,
mirarte transporta hasta la locura eterna
y mis sueños se quieren de pronto apagar…

Deja mil auroras que se enreden en mis ojos
para yo buscarte en la penumbra del olvido,
déjame un “te quiero” con carencias de sentido
que me deje el mundo hecho un puñado de despojos…

Mujer de hierro,
tan frágil y tierna
tu voz es un canto de luz invisible
tu aroma emborracha de amor imposible
mientras poco a poco se envenena mi mirada…

Déjame tu rostro marcado entre las estrellas,
para solo verte desde lejos en mi mente,
para ser el duende que vigila tu inconsciente
y luego se aleja entre las sombras hasta el infinito…