viernes, 21 de octubre de 2011

Muriendo en la Oscuridad



Escapó tu alma aquella tarde sombría
y yo quedé mirando tu cuerpo sin ningún consuelo,
y se llenó mi ser de oscuridad e ironía
al no encontrar razón lógica para entenderte…

Pero seguí tu camino hasta encontrar la muerte,
hasta sentir que mi cuerpo lo devoraba el vacío,
y me perdí entre senderos de soledad y de frío
hasta llegar a aquel límite que resguarda Caronte…

Y navegué sin sentido, entre el fugaz horizonte,
entre un abismo cargado de algunas lagrimas saladas,
y me enredé entre la sombra de mas de mil madrugadas
mientras buscaba tus labios entre las noches eternas…

Y ya mi cuerpo no estaba, ni aquel vaivén de tus piernas,
solo quedaba el recuerdo entre tinieblas de olvido,
entre poemas de bruma sin libertad ni sentido
que se apagaban despacio entre el dolor de tu ausencia…

Que triste recuerdo, no tuve paciencia,
el aire sabía a alquitrán y tabaco,
tu cuerpo tan solo fue un murmullo opaco
que se elevó de un salto hasta el infinito…

Y yo entre las sombras, en un rincón maldito,
alimentando mi ser con mis gemidos de furia,
y cobijando mis ansias con infame lujuria
me preguntaba por que nunca pude encontrarte…

Lejana,
eterna, cargada de vanidad,
miraba tu cuerpo opacar la mañana hasta despertarme en esta soledad…

Escapó tu alma aquella tarde oscura
y yo pretendí encontrarte mas allá del ocaso,
pero me perdí entre la niebla y entre la amargura
y hoy soy un alma que grita acostumbrada al fracaso…